Le construyes una casa a tu alma.
Y te paseas orgulloso
a la luz de las estrellas
con tu casa a la espalda
como un caracol.
Si adviertes el peligro,
te metes en la casa
y te sientes a salvo
detrás del duro
caparazón.
Y cuando ya no existas,
quedará
la casa
y testimoniará
de la belleza de tu alma.
Y dentro susurrará
el mar de tu soledad.
Olav H. Hauge (Noruega, 1908-1994)
martes, 3 de febrero de 2009
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