viernes, 10 de abril de 2009

El modelo Okinawa

En el archipiélago japonés vive la gente más vieja del mundo con excelente calidad de vida y buena salud.

03/04/09
Hace décadas que los estudiosos de la longevidad tienen sus miradas puestas en Okinawa, el archipiélago japonés donde vive la gente más vieja del mundo. Lo envidiable de sus habitantes es que llegan a edades muy avanzadas, especialmente las mujeres, con excelente calidad de vida y buena salud, y la mayoría de las muertes se producen de forma indolora y rápida por una acumulación de enfermedades benignas. Sufren pocas patologías que requieran cuidados hospitalarios y tienen, además, muy baja incidencia de casos de cáncer o dolencias cardiovasculares. En un reciente congreso en París se acaban de presentar las conclusiones de un estudio científico realizado durante treinta años con centenarios nativos de dichas islas. Se ha comprobado que desarrollan actividad física con regularidad; su dieta es muy sana, aunque comen mucho cerdo; se sienten muy amparados por la familia, pero la tasa de divorcios es alta. En un principio, los investigadores daban gran importancia a los factores genéticos, sin embargo, las últimas teorías atribuyen su longevidad a una combinación de diversos factores: cultura dietética, ejercicio integral durante toda su vida, autoestima social y, sobre todo, el cuidado y la asistencia mutua entre los ancianos.
Nativel Preciado
Revista Tiempo

Planteado de manera paradójica, la receta de los okinawenses para vivir mucho puede resumirse así: no hacer ejercicio; comer carne de cerdo; divorciarse. Sí, pero... La verdad está en los sí, pero... que acompañan a cada ítem. En Okinawa la gente no va a gimnasios pero, jóvenes o centenarios, acostumbran caminar, porque es el vehículo que prefieren. Les gusta la jardinería, entendida como “conexión espiritual” entre la persona y la tierra. También les gustan las artes marciales como el Tai Chi, y no han dejado de reunirse para practicar sus danzas tradicionales.
Y la tasa de divorcios es la más alta de Japón. Pero el divorcio no ha constituido para ellos la ruptura traumática de la familia tradicional: el que se divorcia, en Okinawa, conserva el lugar en su amplia familia de origen. Los ancianos continúan con sus negocios y trabajos. Las mujeres ancianas son consideradas responsables de la salud espiritual de sus familias; la más vieja de todas está a cargo de preservar la relación con los antepasados y preside la ceremonia anual ante la tumba familiar. Previsiblemente, la tasa de suicidios es la más baja de Japón.
Pedro Lipcovich
El secreto de Okinawa

Un estudio de los pobladores de la isla japonesa de Okinawa reveló algunos patrones de vida que les permiten alcanzar promedios de vida récord a nivel mundial. He aquí algunos de sus secretos:

Comer bien: Dieta vegetariana, pocas calorías (1.800 diarias), bajo tres principios: “kuten gwa” o comer pequeñas porciones. “nuchi gusui”, alimentarse como si la comida tuviera poder sanador, y “harahachi bu”: comer hasta estar satisfecho en un 80%. La variedad es importante, unos 206 alimentos consumen en Okinawa. Hay que comer cinco porciones diarias de fruta y verdura, pescado, soya, cereales y algas. Limitar el consumo de lácteos y carnes, para que la ingesta de grasa sea solo 25% de la alimentación, versus el 35% de las dietas occidentales. Se evita comer muy salado, tomar sake y comer el postre.

Tomár té: Negro, verde o blanco. Tiene la ventaja de contener muchos antioxidantes protectores. Por eso se recomienda su consumo, pero no más de cuatro a cinco tasas diarias, preferiblemente despúes de las comidas.


Ser Zen: Bajando el nivel del estrés. Su optimismo es notable y les ayuda a mantenerse jóvenes y con energía. Parte de esa capacidad viene de sus fuertes redes sociales y alta participación en la vida comunitaria. “Especialmente los viejos, se cuidan unos a otros”.

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