viernes, 10 de abril de 2009

Hospitalizada en geriatría

“La autora de estas líneas estuvo hospitalizada en geriatría después de haber pasado una grave depresión y me envió este diario escrito durante su hospitalización. Se queja de que los despertaban estrepitosamente a las tres de la madrugada, y luego cada hora, para cambiar el pañal de la vecina, sacar sangre, tomar la temperatura. Cada vez, una enfermera, prendiendo la luz con brío, grita” Buenos días”, hace lo que tiene que hacer y se va:” ¡Anda! ¡Buenos noches, buenos días, apago la luz!”. Es infernal, escribe. Vio a su compañera de cuarto, una mujer de ochenta años, degradarse en quince días. Hasta la mañana en que unas enfermeras fueron a hacerle unas pruebas, probablemente para valorar su capacidad de ingresar en una residencia de ancianos.
-¿En qué mes estamos?,-le preguntaron.
Septiembre,-contestó la mujer-, y sin embargo es enero.
-¿Qué día?
Ninguna respuesta.
-¿En qué piso estamos?
Tampoco hay respuesta. Entonces le enseñan un lápiz.
-¿Qué es esto?
¡Bravo ¡Una respuesta exacta.
-Aquí tiene una hoja, cójala con la mano derecha, dóblela en dos y tírela al suelo.
La mujer con mirada aterrada lo hace. Entonces le dan una manopla de baño y le ordenan:
-¡Póngale jabón, lávese la cara, acláresela y séquese!
La mujer asiente, pero no lo hace. Le insisten, le gritan.
-¡Póngase de pie para asearse!
La bajan de la cama, ella grita, tiene miedo.
-¡Manténgase recta, sosténgase con las piernas! Aguántese en la mesa.
El caso es que se trata de una mesa con ruedas.
La mujer que me ha escrito cuenta que entonces ella se precipitó sobre la mesa para bloquearla, pero…demasiado tarde. Apretó los dientes para no gritar:”¡Déjenla en paz! Es calor humano lo que necesita, no que la estimulen”
……”Hay que estimular .Todos llevan a cabo su trabajo según un protocolo establecido sin preocuparse por el bienestar del paciente. (Lo que otros entienden por bienestar).Trabajan con los brazos, pero no utilizan ni la cabeza ni el corazón”, concluye.
En Francia hay agresiones financieras, robos, malversación, diversas presiones y maltratos vinculados con los cuidados (restricción de libertad, abuso de sedantes, aseos rápidos y brutales).

Marie de Hennezzel:”La suerte de envejecer bien”

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